He descubierto que soy un muerto que camina entre vivos. No sé en qué momento tomaste mi alma, solo sé que no la necesito. Tú la posees, puedes destruirla si eso te complace, tienes el poder. La has fragmentado, mi luz se escapa y ahora ilumina tu camino. Tú vas y vienes al Inframundo, a donde ahora pertenezco, quebrantado pero ya no siento el frío. Las ruinas del Inframundo que me pertenecen, las sostengo con mi último suspiro. Solo espero tu regreso para poder continuar el viaje del lado opuesto a la punta de la pirámide invertida.
Aunque sea por una eternidad, déjame entrar a tu cielo.
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