10:30 a.m. 23 de marzo del año 2020. Es la séptima sesión del paciente Todd… omitiré su nombre completo por motivos de confidencialidad.
El día de hoy quiero que me cuentes con detalle el motivo tan urgente de tu visita al consultorio; descríbeme las situaciones con detalle, así como cada una de tus emociones y pensamientos. Como sabes, el tiempo es libre pero no olvides contarme lo que te angustia. Comencemos.
- Hace dos días llegué a casa, estaba cansado después de una montaña de papeleo que debía cumplir en el trabajo. Al llegar me di cuenta que mi perro Jenko no estaba en casa. Me preocupé por su ausencia; Jenko llevaba días comportándose extraño, parándose frente a la recamara donde anteriormente dormían mis padres, y solo viendo ¿A qué? Probablemente a la nada. Lo primero que pensé es que mi hermana lo había recogido sin avisarme, pero tampoco me preocupé por llamar para preguntar, estaba agotado y lo único que ansiaba era dormir en mi cama fría.
No recuerdo en qué momento me había dormido, pero era consciente de estar entre sueños. Estaba soñando, soñando con estar en un vagón de Nueva York. Estaba sentado en una banca fría y de metal, observando a la multitud de pasajeros. Suena gracioso, pero estaba mascando chicles sabor fresa y suena aún mas divertido que me metía como veinte chicles en la boca, formando una espesa bola de chicle… lo que ya no parece broma es que, mientras mascaba el chicle, el tiempo iba más lento y pesado. Podía ver a los pasajeros pestañeando tan lentamente, como si estuviera en una película y la hubiesen puesto en cámara lenta, pero lo peor no era esto, lo peor es que por observar los movimientos ajenos olvidé cuidar los míos. Me estaba ahogando, la bola inmensa de chicle estaba atorado en mi esófago; el aire no podía pasar a mis pulmones, sentía el sabor de las fresas aun en mi lengua; las arcadas intentando sacar el chicle eran más y más fuertes.
‘‘Viva la vida’’ está de fondo. ‘‘Viva la vida’’ está de fondo mientras yo me estoy asfixiando. Puedo escuchar: I hear Jerusalem bells are ringing, Roman cavalry choirs are singing.
Observo a los pasajeros y ninguno me ve. Intento mover los brazos y mi pensamiento es mucho más rápido que cualquiera de mis movimientos. Todo sigue en cámara lenta. Veo a
un niño que me está viendo. Caigo al suelo. Todo el tiempo vuelve a su curso, el niño es el
único que me observa, al parecer he muerto y es el único al que parece importarle.
- Excelente trabajo Todd. Pasemos a…
- No. Espere. Aún no acabo. El sueño cambió. Ahora estoy en mi cama, puedo verme
recostado, no sé si es mi espíritu el que puede ver mi cuerpo, mi carne, ese recipiente que
está durmiendo o muriendo. Siento una mirada fría en la nuca, un suspiro que no parece un suspiro, uno que parece una voz muda. Me está diciendo algo, pero no escucho. No volteo porque pesa, pesa el suspiro y la palabra que no puedo oír. Mentalmente le digo a mi cuerpo que yacía en la cama, que despertará: ¡levántate! Abre los ojos y ve lo que está detrás de mí.
Mi cuerpo me comunicaba incomodidad, la sensación de ser observado y de querer despertar, pero no poder hacerlo; podía sentir la desesperación de mi cuerpo, la palpitación del corazón, el sudor frío que recorría mi frente, los labios querer abrirse para gritar. Sabía que yo tenía que voltear y ver lo que estaba detrás de mí antes de que el cuerpo colapsara. Volteé.
Antes de que me pregunte. No, no pude ver nada porque después desperté, pero no desperté.
Abrí los ojos y estaba en la cama. De reojo miré la puerta y alguien estaba de pie ahí, era una
sombra alta que parecía mirar en mi dirección, mi cuerpo no respondía, tal vez por el temor de pensar que había despertado y que estaba viendo aquella sombra tan vívidamente. Después de un tiempo logré voltearme y cubrirme con las mantas. Me decía a mí mismo que debía obligarme a dormir para que aquello se fuera.
Desperté. Di un brinco fuera de la cama. Sentía el piso frío y escuchaba el tic-tac del reloj
que se encontraba en la sala. Corrí para ir al cuarto de mis padres -vergonzoso que a mi edad esté corriendo a la habitación de mis padres, los cuales ya ni siquiera viven conmigo- más que correr parecía que había dado dos pasos gigantes para alcanzar la puerta. La puerta no abría. Comencé a gritar porque la puerta no abría. Luego comencé a llorar mientras gritaba y golpeaba la puerta porque alguien estaba detrás de mí. Rasguñaba la puerta en un intento de querer salir de ahí; las uñas se desprendían de mis dedos y los gritos: ¡abran la puerta! Gritaba mientras daba golpes más fuertes.
Voltee y la sombra estaba ahí, me observaba. Ignoré la sombra y seguí golpeando
desesperadamente. La puerta se abrió y corrí por el pasillo intentando alejarme de ella;
desaceleré el paso, caminaba hasta que paré frente a la puerta de la habitación de mis padres. No la abrí. Era un sueño y aunque la abriera no sabía qué habría allí. Regresé a mi habitación, me recosté nuevamente en mi cama… sentí que la cama se hundía a lado mío, sabía que no era Jenko. Cerré los ojos pidiendo despertar.
Yo…
- Muy bien Todd. Creo que sería pertinente empezar por descifrar aquello que más te agobiaba durante el recuento de tu sueño. Es importante cana…
- Yo… yo no la he visto escribir nada. No la he visto moverse. No recuerdo venir aquí, tampoco recuerdo las pasadas siete sesiones ¿Cómo dijo que se llamaba usted? Ni siquiera recuerdo haber despertado.
For some reason I can’t explain, I know saint Peter won´t call my name never an honest world.
-Todd, la sesión ha terminado.
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