Se dice que el hubiera no existe, sin embargo, este se encuentra escondido en un rincón de la mente y decide salir solo en aquellos momentos de reflexión y desesperación.
Sale de su escondite reptando hasta el lugar en el que se generan los pensamientos.
De nada sirve porfiarse en la idea de eliminar su presencia, si no cómo nombrar aquel tiempo perdido en el que habitan los arrepentimientos y las dudas, en el cual los sueños incompletos acechan para dar la estocada en el momento inesperado.
El hubiera es un mundo en sí mismo, en el que las fantasías surgidas en la imaginación son posibles.
Es por excelencia el verbo conjugado de la inacción.
Y existe por el simple hecho de nombrarlo: Hubiera
Comments