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  • Foto del escritorIsari SC

La importancia de la teología feminista en la historia.

Anteriormente escribí un artículo sobre lo que era la teología feminista, me gustaría contar cómo ha sido aplicada en distintas épocas y en distintos contextos.


Si alguien escucha “teología feminista”, quizás lo primero que llegue a su mente sea Sor Juana Inés de la Cruz. Ella, en sus poemas, criticaba la misoginia que la rodeaba y durante toda su vida defendió su conocimiento ante los hombres de la época. La sociedad en ese entonces decía que las mujeres no debían usar la sabiduría y ella, en respuesta, manifestaba que si Dios no hubiera querido que la mujer pensara, no le hubiera dado una mente.


Sin embargo, la teología feminista ha estado presente desde que existe la teología patriarcal, es decir, desde que existen las doctrinas teológicas que conocemos, pues fueron creadas en una sociedad patriarcal. Las mujeres siempre han sido parte de la historia de las distintas religiones del mundo, solo que sus voces eran ignoradas por estas doctrinas, aunque algunas fueron capaces de tomar su lugar.


Hemos de tener algo muy presente. Nadie sabe realmente desde cuándo es que las desigualdades entre géneros existen dentro las distintas fes. Lo que nos queda claro es el menosprecio a las mujeres existe desde hace siglos


Un ejemplo de esto se narra en el Sutra del Loto, en donde se cuenta cómo una princesa de ocho años de edad, con gran espiritualidad, podría alcanzar la iluminación, si no fuera por el “obstáculo” de ser mujer.


Otro ejemplo, más conocido por ser parte del mundo cristiano, es el caso de María Magdalena. En el Evangelio apócrifo de Tomás, Pedro dice que ella salga de la charla pues “las mujeres no son dignas de vida”, y se le responde que las mujeres que se conviertan en varón en espíritu, son las que entrarán en el Reino de los Cielos.


Como verán, en ambas situaciones se deja en claro que, no solamente a la mujer se ve como algo, no alguien inferior al hombre, si no como algo “no digno” de la divinidad y la espiritualidad. Desde aquí, se presupone que lo masculino es superior en todos los aspectos.


¿Cuál fue la respuesta a estas enseñanzas por parte de las mujeres?


La Abadesa Mo Shan, durante el siglo de oro del budismo zen en China, se negó a transformarse en varón, demostrando en sus enseñanzas que ni el sexo ni el género tienen importancia en la espiritualidad.


Ahora, en el caso cristiano que se presentó, la misma Biblia contradice las palabras del Evangelio de Tomás, pues en la carta de Pablo a los Gálatas dice: “Ya no habrá distinción entre masculino o femenino en Cristo Jesús”, por no mencionar, las palabras de Leví en Evangelio Apócrifo de María Magdalena:


“Pedro, siempre te enciendes sin causa y ahora atacas a la mujer como si fuera un adversario. Si el Salvador la ha hecho digna, ¿Quién eres tú para rechazarla?”


Estas acciones, evidentemente, no fueron una solución al enorme problema de discriminación que enfrentan las mujeres desde hace siglos, pero son una muestra de su lucha para tener el lugar que les corresponde. Además, marcaron un antecedente en las religiones, las cuales, recordemos, tenían gran poder en el estado… o eran el estado.


Incluso hoy en día, no podemos hablar de un verdadero avance en la lucha contra la desigualdad en las sociedades laicas si dejamos de lado la religión. ¿Por qué?, porque aunque no nos guste, la iglesia sigue teniendo un enorme poder en las comunidades occidentales. Obviamente la separación de la iglesia y estado es lo que nos permite avanzar en la cuestión de equidad de género, más si no luchamos contra ideologías religiosas misóginas que predominan en la población, no lograremos un verdadero cambio.


¡Que estas acciones que aquí expuse no se queden en el pasado! Las mujeres creyentes que noten la misoginia en sus comunidades levanten la voz. Ayudémoslas a fomentar el cambio, hacia una sociedad en donde la mujer no deba dejar de lado su género para alcanzar espiritualidad y dignidad.

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