Los sueños habitan en algún lugar intangible donde se cruzan corazón y mente, estos sueños residen ahí hasta que se vuelven realidad, si es que llegan a serlo.
Si hemos de ser realistas, no todos los sueños se cumplen, pero entonces, ¿Dónde quedan esos sueños?
Quizá algunos se transformen en sueños diferentes, puede que otros pierdan importancia y queden desterrados al mar de la incertidumbre, pero finalmente siempre quedan aquellos que, como garras afiladas, se aferran y nos atormentan recordándonos al mismo tiempo el fracaso y la añoranza de aquello que ya no fue (Y que nunca será).
Cuando un sueño no se cumple, no se queda en el olvido (eso lo haría sencillo), se queda relegado a deambular por las orillas del lugar que habita, mientras lentamente muere para quedar enterrado en el panteón de los sueños rotos donde siempre existe el recordatorio de las infinitas puertas de las que esos sueños tenían la llave. Un panteón lleno de visitantes sumidos en pensamientos y posibilidades. que han quedado en el pasado.
¿Qué tan seguido visitas tú ese panteón?
Comments